Callejeando...

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jueves, 9 de octubre de 2014

Reflexión sobre fotografías de guerra vistas en clase

Como dice una de mis canciones favoritas:
-          'Cause it's a bittersweet symphony, this life
               Try to make ends meet
               You're a slave to money then you die
               I'll take you down the only road I've ever been down

(Porque esta vida es una sinfonía agridulce
Intenta hacer que los extremos se encuentren
Eres un esclavo del dinero y entonces mueres.
Yo tomaré el único camino en el que siempre he estado)

-          I am here in my mold
              But I'm a million different people

(Estoy aquí en mi molde
Pero soy un millón de personas diferentes)

Nunca había relacionado esta canción con estas personas hasta ahora. Me refiero a los fotógrafos de guerra. No creo que “The verve” estuviera pensando precisamente en ellos cuando escribieron esta canción, pero creo que si te pones a pensar y escucharla atentamente, puedes crear esa relación. “Puedo cambiar” dice la canción, y ese es el principal motivo por el que estas personas, que viven por y para la fotografía, realizan su trabajo con tanto énfasis. Quieren mostrar al mundo las injusticias que nuestros ojos no ven, el sufrimiento de las guerras innecesarias sea cual sea el motivo. Pretenden denunciar estas crueldades y mostrarlas de la mejor manera que saben hacerlo, y ésa es a través de su objetivo. Quieren que todo eso cambie, termine definitivamente.

Pero, ¿Cuál es la visión que la gente tiene de ellos?
Sino todos, casi todos estos fotógrafos, han sido criticados por algunas de sus fotos. Algunos han sabido afrontar esas críticas, y otros, desgraciadamente, han tenido un final más trágico, como Kevin Carter, el fotógrafo que disparó la famosa fotografía de la niña sudafricana y el buitre detrás de ella.

Hay preguntas que se originan alrededor de este tema como: ¿Se aprovechan estos fotógrafos de las desgracias ajenas para realizar su trabajo o su mejor trabajo? o ¿Son un grupo de carroñeros que buscan el mejor ángulo para cazar a su presa?

Precisamente “carroñero” es lo que tuvo que escuchar Robert Capa mientras tomaba fotografías en  Omaha de boca de un joven aviador por la rabia que le produjo que fotografiara a sus compañeros muertos. Era normal que este soldado pensase que Capa estaba sacando jugo a su trabajo gracias a las heridas de bala y el sufrimiento que los demás estaban padeciendo. Pero, ¿no es gracias a ese trabajo que la gente conoce lo que pasa fuera de sus fronteras? Ellos mismo se identifican con esas miles de personas, y al trabajar lo hacen con todo el respeto.

Como dijo James Natchwey:


-Si la guerra niega la humanidad, la fotografía podría concebirse como algo opuesto a la guerra.
Es un ingrediente muy potente en el antídoto contra la guerra.
-Cuando alguien asume el riesgo de ir a la guerra para mostrarle al resto del mundo qué es lo que pasa, está tratando de negociar la paz.
Por eso, los señores de la guerra no aprecian a los fotógrafos.

Todas estas fotografías hacen reflexionar  sobre el valor que le damos a ciertas cosas, que en otras partes del mundo, en otras circunstancias, no tienen ningún sentido… ¿Qué importa que no encuentres unas zapatillas que te gusten? O ¿que no tengas dinero este mes para ir a tomar una cerveza con los amigos?, cuando en otros países hay miles de personas muriéndose de hambre, o disparándose cuerpo a  cuerpo…

Estas fotografías cumplen con su objetivo, si no a gran escala, por lo menos conciencian de muchas cosas a una parte de la población.



Fotógrafo: James Natchwey


Fotógrafo: Joao Silva



Fotógrafo: Greg Marinovich

Las pocas clases que hemos dado de toma fotográfica me han hecho ver la fotografía de otra manera y aprender a valorar a todas esas personas que se juegan la vida por ella, ya que a mí lo que siempre me ha gustado nunca ha sido muy arriesgado, ya que son el retrato y la fotografía de paisaje.  


Ahora que está tan de moda la fotografía, que se encuentra en todos los rincones, en todos los momentos…fotos con el móvil, fotos con la Tablet, fotos con cualquier aparato que se encuentra en nuestras manos, es cuando más me doy cuenta que la esencia de la fotografía reside en otro sitio: en el corazón y en el ojo del fotógrafo que pone toda su alma en captar un momento mágico (triste o alegre) que jamás se volverá a repetir. 

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